Bécquer


Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla en 1836. Con diez años y tras la muerte de su padre, Bécquer ingresó en un internado. Un año después, falleció su madre y se fue a vivir con su madrina, quien tenía una biblioteca copiosa de la cual disfrutaba el futuro poeta. Se hizo aprendiz de un pintor en el taller de su tío Joaquín. Dejó sus estudios de pintura y se trasladó a Madrid donde comenzó a escribir. A los 21 años enfermó de la tuberculosis, de la que no se recuperaría por completo nunca.

En 1861 Bécquer se casó con Casta Esteban, con quien tuvo dos hijos. Pasó tiempos de gran penuria y nunca logró un éxito financiero en su vida. Consiguió un puesto gubernamental como censor de novelas y comenzó a escribir las “Cartas desde mi celda” en 1864, durante una estancia de reposo en el Monasterio de Veruela, donde el poeta se había refugiado para reponerse después de otro ataque de tuberculosis.

El matrimonio de Bécquer fracasó en 1868 cuando el poeta se enteró de la infidelidad de su esposa Las fracasadas experiencias amorosas del poeta le llevaron a escribir algunos de sus versos más apasionados y hermosos. Sus “Rimas” –de las que llegó a escribir un total de 86– pueden leerse como la historia de un amor fracasado, desde su iniciación hasta el momento en que la arrebatada pasión se convierte en el duro dolor de haber amado.

Sus temas predilectos siempre fueron el amor, la magia, el exotismo y la Edad Media, que muestran entronque con el Romanticismo, pero sus versos carecen del tono rimbombante y del sentimentalismo exagerado generalmente asociados con ese movimiento. En sus 28 “Leyendas” se observan varios rasgos románticos, como los temas del amor imposible, la soledad y la miseria, el tono misterioso y el interés en lo sobrenatural, lo exótico y lo costumbrista.